domingo, 12 de julio de 2009

DOMINGO DE AVENTURA

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En un domingo cualquiera de este mes de Julio...

- 07.50 a.m. (suena el despertador): ¡Arriba, lacazán! Después de pasarse la tarde del sábado preparando una ruta sobre el papel y la pantalla del PC, hay que salir a experimentarla. A pesar de que todas las predicciones meteorológicas son negativas, hay que levantarse. Me apetece y no me puedo quedar con las ganas. Al mirar por la ventana me llevo una pequeña alegría: la calle está seca y el cielo cubierto con nubes altas. ¡Siempre se equivocan! Ha salido un buen día para pedalear.

- 08.00 a.m.: Me desayuno con la crónica del encierro de los Sanfermines en la radio... Todo va bien hasta que uno de los toros se queda aislado y la emprende con un mozo en la misma entrada de la plaza. Las imágenes que dan por televisión son una auténtica carnicería ¡No doy un duro por la vida de ese pobre infeliz! ¡Qué mal cuerpo se me ha quedado para empezar el día!

- 08.30 a.m.: Cuando ya tengo casi todo el equipo listo, el tintineo en los cristales de la ventana no anuncia nada bueno... Ha empezado a llover con ganas. Me entran las dudas... Hoy estaba destinado a ser uno de esos días en que salgo solo hacia lo desconocido, a superar un nuevo reto, como un lobo solitario, o como este jueves, de conquista en la Isla Redonda...

- 08.50 a.m.: Aunque con menos fuerza, sigue lloviendo... ¡Total, lo único que puede pasar es que me tenga que dar la vuelta! Hay que salir... Los Montes de Santa Leocadia me están esperando. Al menos la lluvia será mi fiel compañera de viaje, y una vez haya entrado en calor ya no me volverá a molestar.

- Provisto de mi material de orientación, atravieso la ciudad para salir al monte subiendo por Novo Mesoiro. A partir de allí quiero probar varias alternativas que no conozco, pero el primer intento resulta fallido porque la pista está cortada por las obras del nuevo Polígono industrial de Vío. Una vez fuera de la ciudad, ya en las proximidades de Arteixo, vuelvo a intentar otro tramo nuevo atravesando el cerro que servirá de emplazamiento al Polígono Industrial de Morás, que tiene una subida interesante, pero en la parte más alta está lleno de maquinaria de obras. Ya no queda ni un solo árbol y el terreno está destrozado. Para bajar tengo que obviar varias señales de prohibición e intentarlo por varios sitios hasta dar con la salida que buscaba. ¡Alternativa desechada! Hay que rediseñar esta parte de la ruta. ¡Cada vez nos lo ponen más difícil!

- Después de atravesar O Rego de Arteixo, que nace en las laderas del Monte Xalo, consigo llegar hasta O Foxo, el lugar donde comienza la subida. Para asegurarme de que voy por el camino correcto pregunto a una paisana ya entrada en años: "Buenos días. ¿Por aquí se llega hasta Santa Leocadia? Sí, neniño, pero era mellor que colleras por alí en baixo, por donde van os coches... Pero yo quiero subir por la pista de tierra, no por la carretera. Pódese ir, o caso é que non che pase nada malo... Gracias, pero salvo que me salga algún lobo no creo que tenga ningún peligro. Por aquí non hay lobos, pero ten moitísima pendiente... Lo que no se intenta no se consigue. Ben, neniño, pois sigue que por ahí non tes pérdida... ¡Que teñas moita sorte!"

- La subida hasta el punto más alto en dirección a la aldea de Santa Leocadia son casi 5 Km. de pendiente sostenida por una pista amplia de tierra, rodeada de un bosque espeso y con un buen firme. La mayor complicación está después de sobrepasar el puente que cruza la autopista de Coruña a Carballo, en una rampa de poco más de doscientos metros y con una fuerte pendiente, aunque el firme agarra muy bien y el molinillo funciona a la perfección. Luego se llega a una zona de falso llano, muy bonita, que al estar densamente arbolada no termina de ofrecer una buena panorámica hacia el Norte. Yo por lo menos no la encontré, a pesar de buscarla por algún sendero asilvestrado que me dejó marca en las pantorrillas. Este día de lluvia tampoco hubiera acompañado a las posibles vistas.

- Buscando la pista de bajada me encontré a un par de "beteteros" que me recomendaron una senda diferente hacia la zona de Boedo y Bregua, pero no llevaba la dirección que me interesaba y, agradeciendo el rato de conversación, seguí por el itinerario previsto. Otro día volveré a probar por allí. El descenso hacia el lugar de Rocheira es por una pista con buen firme, pero muy peligroso. La bici se embala con facilidad y hay mucha grava y guijarros sueltos que fácilmente pueden provocar una mala caída. Una vez en el llano, y ya en las cercanías de la aldea de Morás volví a entrar en terreno conocido. Sólo quedaba la vuelta a casa y la aventura llegaba a su fin.






















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